25/7/10

Las páginas impresas, y las no tanto.

Estaba leyendo por ahi, en la web, esa eterna discusión sobre la lectura en papel y la lectura vía internet. Hay mucha gente que sigue con el clásico periódico de papel, ese que al dar vuelta dos páginas ya nos deja los dedos manchados y con olor a tinta. En cambio, otros, ya dejaron eso como parte del pasado, para vocarse a la lectura desde una pantalla, brillosa, que nos hace picar los ojos pero nos abre las puertas de un infinito mundo de opiniones, idiomas y culturas.
Personalmente, me encanta tener la oporunidad que nos dá la computadora, esa de poder leer no sólo la opinión del que escribe un texo o una nota, sino también los comentarios de la gente como uno, que lee, piensa, y vuelca sus ideas en algunas líneas. Pero, por otro lado, la pantalla de la computadora me parece muy fría al lado de la hoja impresa; esa hoja con todas sus imperfecciones, sus dobleces y su total simpleza.
Soy una de esas personas que valoran la carta escrita a mano, por más que no se entienda bien la letra. Una más de esas personas a las que nos gusta ir a una buena librería y sentirse en el medio del país de las maravillas, porque, el leer un libro es eso: sumergirse en un mundo infinito, lleno de cosas que nunca se nos hubiesen pasado antes por la mente. Un libro nos hace volar la imaginación a cualquier parte, nos hace viajar con nuestras mentes a lugares maravillosos. Un libro nos hace ser directores de esa historia que tenemos entre nuestras manos, nos hace idear cada una de las escenas, ver las caras de esos personajes que existen sólo en nuestras cabezas.
Y sí, para mí un libro con todas esas características, es sólo un conjunto de páginas impresas entre la encuadernación, única de cada uno. Esa tapa que, con verla, nos dá una fugaz idea de ese mundo que se enconde entre sus páginas...

1 comentario:

  1. Gracias por el fuego, la tinta y las palabras con o sin pantalla... porque siempre son flores y siempre son semillas... Cris Perez

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