29/6/10

Decisiones.

Si uno comienza a mirar a su alrededor, va a encontrarse con miles de pregutas en su cabeza, miles de porqués. ¿Por qué vivo donde vivo? ¿Por qué nací en la familia que nací? ¿Por qué me gusta tal o cual cosa? ¿Por qué no puedo hacer tal o cual otra? Por qué, por qué y por qué...
Desde hace un tiempo que mi 'por qué' se vuelca más a ciertas actitudes que debería tener. ¿Por qué una persona se comporta como "loca" cuando no hace lo que los demás esperan que haga? ¿Por qué uno no puede pensar distinto a los demás, distinto a lo que "debería pensar"? ¿Por qué hay que seguir cierta línea o ciertas actitudes para quedar bien, como una persona seria y madura? ¿Cómo es eso de que, un día, sos una persona inteligente y responsable, y, después de un tiempo, sos una persona perdida, que no usa la cabeza como debería o se deja influenciar por terceros?
En mi vida siempre hice lo que quise. No es que fui una nena malcriada a la que le compraban todo lo que quería, o a la que le hacían realidad todos sus pedidos. Sino que siempre me dejaron decidir por mí sola. Siempre tuve los consejos de las personas más allegadas a mí, de esas personas que quieren lo mejor para uno; pero siempre tuve las puertas abiertas para decidir qué quería o no hacer. Claro que, al ser más chica las decisiones que tomaba no eran las que me cambiarían el rumbo de mi vida. A medida que uno crece cada vez son más las decisiones que hay que tomar, y cada vez con más responsabilidad y uso de la conciencia.
No se puede quedar bien con todo el mundo. No se puede hacerse mala sangre por el qué dirán. Pero duele cuando te critican por tu forma de pensar, por la formar de actuar, por lo que uno hace o dice, aunque no le esté haciendo mal a nadie. Porque cuando yo decido el qué hacer con mi vida, pienso en lo que yo quiero, no en lo que quieren los demás. Y las cosas que decido nunca son para lastimar a nadie, ni siquiera a mí. Claro que, como, muchas veces, mis pensamientos y decisiones no son las mismas que mucha de la gente que me rodea: mi cabeza y mi mente son mías, están sólo en mi cuerpo y no tienen por qué coincidir con las de nadie.
Es así. Lo que pasa por la cabeza de uno, las acciones que uno decide tomar no van a ser alabadas por todo el mundo (tal vez, por nadie). Pero uno tiene que ser responsable de todo eso, y seguir para adelante con una meta fija. Después de todo, siempre está el boludo que critica, pero ¿a él le interesa lo que yo pienso de su vida?

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